A pocas horas de procesionar la cruz victoriosa y triunfal, que en nuestro pueblo lo representan las Cruces de Mayo. Hago esta pequeña síntesis de la segunda parte de la Semana Santa en Rociana. Y en estos días en que la primavera llega a su ecuador y se antoja caprichosa, nos encontramos con la misma situación vivida hace una semana, la lluvia. Lluvia tan inoportuna que no nos deja de acompañar en estos días de fiesta, llenándola de incertidumbre y deslucimiento.
Pues bien, el Viernes Santo llegó y según las previsiones seguiría lloviendo. Llega el momento de salir y no puedes o no debes. Entonces se te viene al pensamiento todas las personas que han estado sacrificadas todo el año o gran parte para este gran día, ya sean miembros de la Junta de Gobierno, colaboradores, costaleros o nazarenos y que desean ver a sus Titulares en la calle.
Entonces ante la mínima esperanza de que puedas salir y casi cuando estabas convencido de que no lo harías, te arrojas a la calle. Y así fue, una decisión muy arriesgada pero acertada pues la noche trascurrió sin precipitaciones desde las 20:45 y fue en ese momento cuando la Hermandad Sacramental decidió salir. Un anuncio al pueblo que emocionó por su respuesta, un aplauso masivo en el templo que a todos nos refugiaba.
Y salieron y realizaron un recorrido corto, corto pero intenso pues nunca una vuelta a la manzana por las calles San Bartolomé, Agustín Santo y Sevilla para entrar en la plaza y de ahí al templo fue tan larga, algo más de dos horas. Pero Rociana así lo quería, querían ver a Padre Jesús Nazareno y a la Virgen de los Dolores por sus calles.
Como estrenos para este año el paso del Nazareno lucía cuatro cartelas de orfebrería en sus respiraderos y los atributos que portaban los ángeles cirineos. El paso de la Virgen se vio enriquecido por la culminación del moldurón superior del respiradero derecho. Dicho paso iba exornado con buqués de claveles blancos, composición floral que hace años que no utilizaba. El paso del Nazareno como siempre, lo cubría un monte de claveles rojos.
El acompañamiento musical al igual que el año pasado corrió a cargo de la Banda de C.C. y T.T Cristo de la Expiración de Huelva y la Banda Municipal de Almonte. De nuevo por segundo año y pese al tiempo fue acompañado por más de cien nazarenos, cifra a la que no llegába en los últimos años.
Fue arriesgada la decisión de salir pues ninguna cofradía en la comarca o en la capital lo hicieron, pero afortunadamente y gracias a Ellos, acertada.
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